domingo, 6 de abril de 2025

La familia y los “costos de la animosidad” en el mundo laboral en el siglo XXI.

 Eliseo Muro Ruiz.


Tenemos una sociedad, con estilos de vida basados en el despilfarro y en un individualismo extremo, que llevado al ámbito laboral, se genera un canibalismo por ingresar, permanecer y superarse en una institución pública o en la empresa privada. Se trata de un escenario que se nutre de aristas locales y globales. En este contexto, la familia, ¿es un tema para reflexionar? La Suprema Corte de Justicia de la Nación, ha publicado la serie Decisiones Relevantes, y en el número 26, destaca la trascendencia del tratamiento psicológico en el ámbito familiar. De tal suerte, ¿es la familia, un elemento decisivo en la generación de personas estables, equilibradas y sanas, para luego, en la vida adulta, incorporarse de manera satisfactoria en el mercado de trabajo y esperar resultados favorables? ¿Es relevante explorar su formación como persona, desde el seno familiar hasta sus ámbitos sociales y culturales, inclusive, políticos? Para tratar de responder a estos cuestionamientos, es cardinal preguntarse, ¿qué determina la duración, el éxito o el fracaso de la familia? Es una interrogante que puede tener varias respuestas desde distintos enfoques, puesto que la mayor parte de las personas se casan debido a necesidades recíprocas o complementarias de primer orden, hecho que rara vez llega a ser armónica totalmente, y mucho menos perfecta. Por tanto, necesariamente aparecerán conflictos que irán de menos a más, según el caso, en razón a las luchas o esfuerzos por lograr el poder lo la supremacía, y las dependencias mutuas podrán entorpecerse en los diferentes subsistemas (marital-pareja, padres-hijos, hermanos), para luego aparecer las demandas y consecutivos rechazos; inclusive, las luchas y las tensiones dentro de la familia pueden llegar a ser intolerantes, o bien, persistir a través de toda una vida llegando a afectar a todos sus miembros si no se solucionan, y es aquí donde está el punto de esta reflexión: ¿cómo influye la vida familiar en el mundo laboral de la persona adulta?

En la conformación de un modelo familiar también influyen las demandas del exterior, que provienen de las familias paternas y de las demandas provenientes de la sociedad. Por tanto, no es fácil reunir a dos familias que está representadas por los cónyuges, pues aun teniendo historias semejantes, siempre tendrán su propio código de mensajes establecido. Bajo este enfoque, “la familia” es vista como “una forma colectiva de encarar una crisis tras otra,” que una vez superadas se convierte en un espacio benéfico para sus integrantes, en una unidad de personalidades que interactúan y forman un sistema de emociones y necesidades engarzadas entre sí, de la más profunda naturaleza, por lo que, niños y adultos en algún momento buscan dentro de su seno la satisfacción casi total de sus necesidades emocionales. Esto es cardinal en la formación de la persona, para convertirla en un posible talento para ser reclutado laboralmente, y es aquí en donde la familia ha de brindar ciertos pilares psíquicos y emocionales para forjar personas talentosas, equilibradas, dedicadas e idóneas para desempeñarse laboralmente en su edad adulta, y alcanzar entornos laborales sanos con una cultura de colaboración, de compromiso y de satisfacción, y contrarrestar reacciones instintivas como la indignación, el deseo de venganza, ira, resentimiento y culpa, amargura, depresión, estrés, estragos que pueden provocar una actitud negativa, ansiosa, de paranoia y que paralizan a las personas; esto propicia una cultura del miedo y gesta espacios laborales que albergan resentimiento, amargura y rencor que afectan la productividad, versus creatividad, innovación, aprendizaje, compromiso, etcétera. En estos escenarios, en los que “las disputas son comunes,” cabe considerar la importancia de la “cultura del perdón” para merecer un mayor bienestar espiritual y psicológico.  

El ser ofendido y/o guardar rencores pude ser un alto riesgo para los ámbitos laborales, pues se consume a la persona y se apodera de casi todas sus emociones, lo cual favorece a ciclos interminables de resentimientos y de venganza. En consecuencia, lo fundamental es la forma para enfrentar las transgresiones, de ahí la relevancia de la capacidad sobre el “control emocional” y de la “habilidad de transformación”, lo cual implica cierto grado de madurez. Entonces, debe interesar a las instituciones públicas y las empresas privadas, ¿cómo se gesta un sistema familiar, en el cual se desarrollan los futuros empleados en el ámbito público y privado? Es ahí donde la familia adquiere relevancia y un alto valor para asumirse como una institución sofisticada que ofrece ciertas ventajas, como el desarrollo del amor, la ternura y la solidaridad.