jueves, 4 de junio de 2015

Migración y fe. La Virgen “Señora de la Paz”, origen e identidad de un pueblo migrante: 1650-1977.
 
 
*"Santa María de la Paz, Zacatecas. Un pueblo migrante forjado a sí mismo".
 
 
 
 
**"A Don Robert Orozco, migrante de Santa María de la Paz, Zacatecas, por muchos años en Tijuana, impulsor de la reconstrucción del templo de la Señora de la Paz, y a Doña Armida Velázquez Márquez, originaria de esta comunidad y promotora en la restauración del mismo templo, entre otras tantas personas que apoyaron".
 
 
 
 
 
El Estado de Zacatecas se caracteriza por su alta emigración a Los Estados Unidos de América. Las personas llevan sus costumbres, tradiciones, hábitos, religiosidad y fe, brindándoles identidad, fortaleza espiritual y física. Es el caso del Municipio de Santa María de la Paz, Zacatecas, un ejempelo de fervor y devoción a la virgen de la “Señora de la Paz”, como factor de conciencia social, unidad e identidad en el fenómeno de la emigración. Esta “virgen fundadora y su santuario” son de gran valor, significado y trascendencia para esta comunidad, pues representan su origen, linaje, alianza, particularidad y distinción entre la zona Caxcan del sur del hoy Estado de Zacatecas (El Sol de Tijuana. “Migración y fe”. Tijuana, B.C. 09 de abril, 2015, p. 12A).
 
En este sentido, es importante rescatar la huella que conservan con su devenir, cada una de las comunidades del México colonial-religioso: cada pueblo con su guía espiritual, el religioso que atiende las conmociones de aquel segmento de personas; cada lugar con la estancia de un predicador que defina y aliente su vigor y su rumbo. (GONZALEZ EGUIARTE, Laura Adriana. “El barroco en México. Nueva España es una fiesta,” en la revista Mexicanísimo. México. No. 73, ejemplar de colección. Abril de 20014, pp. 19-25).
 
El culto a dicha virgen cuyo origen se remonta a los siglos XVI-XVII, resurge en el contexto de la emigración de nuestra nación al país vecino del norte en la centuria XX, precisamente por un inmigrante zacatecano. El 09 de agosto de 1977 en Delano, California, el Sr. Manuel Vielmas Castañeda tuvo una “visión y revelación”: la aparición de la “Virgen de la Paz”.
 
La reseña de esa “visión de fe” es la siguiente:
 
Después de un duro día laboral, el Sr. Vielmas, como fiel devoto guadalupano, durante las noches primitivamente a pernoctar, elevaba plegarias a la “Virgen María”, para que a él y a su hijo Emiliano Vielmas los socorriera y no los aprehendiera “la migra”, para formar sus ahorros y solventar sus compromisos económicos en su pueblo natal, “La Ceja”, del municipio de García de la Cadena, Zacatecas. En esa noche, al instante de orar y en la penumbra de su cuarto, “aflora una luz que alumbra el dormitorio y la imagen de una agraciada Virgen con un vestido blanco, un manto azul y un rostro de infinita belleza lleno de ternura y sinceridad. El Sr. Manuel se arrodilló frente a la Virgen, contemplándola con el corazón lleno de fe y de gracia, logrando percatarse que jamás había visto esa imagen.” Luego, “la imagen desapareció” (Relato de fé descrito por la familia del Sr. Manuel Vielmas Castalleda, en el Municipio de Santa María de la Paz, Zacatecas, posterior a la visión sobre la virgen mencionada, del año 1977 en adelante. Entrevista con familiares en esta localidad en julio del año 2013, el Sr. Viviano Rivas y su Sra. esposa, Vielmas de Rivas).
 
Posteriormente, “con mucho esfuerzo consiguió dormitar y en sus sueños ve nuevamente a la misma Virgen, quien con una dulce voz y en contestación a su oración le expresa: “no tengas pendiente hijo mío, ni a ti ni a tu hijo Emiliano los agarrará la migra antes del 1º de octubre, y te invito a conocerme, visítame en Santa María de la Paz” (Idem. Relato de fé descrito por la familia del Sr. Manuel Vielmas Castalleda…). Ulteriormente, el 1º de octubre en un camión hacia el trabajo, los detuvo “la migra” para investigarlos y deportarlos, entre ellos, al Sr. Emilio Vielmas, hijo del Sr. Manuel (quien no lo deportaron).
 
Para el 22 de noviembre de 1977, El Sr. Manuel arriba a su pueblo natal, la comunidad de “La Ceja”, usando la ropa que había conseguido de color del manto de la virgen. Luego, el 28 del mismo mes, viaja a la población de Santa María de la Paz a averiguar respecto la “virgen milagrosa”, acompañado de su esposa María Mariscal y de su hijo Olegario Vielmas. Al llegar, se dirigen al templo del Sr. de la Paz, y al no ver la imagen de la virgen, se encontraron a la Sra. Paulita Castañeda, quienes al preguntarle sobre ella dijo no conocerla, a pesar de tener 85 años de edad y vivir en el lugar; posteriormente, la Sra. Castañeda los conduce con una vecina, quien poseía varias imágenes de santos y vírgenes, pero el Sr. Manuel no reconoció a ninguna; retornaron al templo del Sr. de la Paz, en donde exploraron en todos los cuartos la imagen respectiva, y en uno de ellos, que tenía objetos fuera de uso, en una repisa hallaron una imagen de la virgen “en pleno abandono”, llena de polvo, pero aún con parte del vestuario como la vio el Sr. Manuel en Delano, California, quien al reconocerla se arrodilló, con sus ojos llenos de lágrimas y exclamó: “esta es la virgen linda que yo miré”; lo mismo hicieron sus familiares, y rezaron. En seguida, buscaron al sacerdote para contarle el suceso, para limpiar a la virgen y colocarla por lo pronto en el templo grande, el del Sr. de la Paz (que data del año 1761, encriptado en la pila del agua bendita), con el propósito de reanudar y promover el culto a esta virgen; incluso, el Sr. Vielmas planteó que, le regalaran la imagen si no querían reverenciarla. Ulteriormente, él seguía su fervor, llevándole música cada año y se realizaban peregrinaciones en la propia localidad, instituyendo el mes de agosto para hacer su novenario; hubo ocasiones que trasladaron la imagen al lugar llamado “La Ceja”, de donde es originario el Sr. Vielmas (entrevista con el Sr. Roberto Orozco, en julio de 2013).
 
Ahora bien, ¿por qué es significativo rescatar el origen y evolución de la devoción a esta imagen religiosa y la construcción de su templo, como un símbolo de identidad de un pueblo migrante? En México, la historia destaca que, cada localidad colonial con su líder y mentor espiritual, custodia, tutela, salvaguarda y reitera el hito religioso y pagano que han impregnado a través del tiempo. Si el tramo histórico de la colectividad novohispana hasta hoy día se ha desarrollado codo a codo de la subsistencia parroquial y religiosa, entonces, cada cortijo conserva un perfil íntimo y profundo en la devoción sobre su santo y su iglesia, para convertir a cada poblado en un espejo de su fervor religioso y entretejer su tonalidad cotidiana.
 
En este contexto, es trascendente reseñar el acontecer histórico del pueblo de Santa María de la Paz, en el escenario y el espacio físico de la Caxcania en el sur del Estado de Zacatecas, para concebir el comienzo de la devoción a la virgen del mismo nombre y la edificación de su iglesia. Sobre el particular, es notable comentar que, la nación Caxcan fue conquistada por Nuño Beltrán de Guzmán, quien salió de México a finales de 1529, para arribar a Nochistlán (capital política Caxcan) el 1º de abril de 1530. Posteriormente, envió a sus capitanes a reconocer la región, y a Pedro Almíndez Chirinos lo mandó a El Teúl, considerada como la capital religiosa de esta civilización. Es de resaltar que, Nuño de Guzmán estuvo en este poblado entre los días 23 al 25 de abril de ese mismo año, para luego incursionar a Nayarit y la zona del hoy pacífico. Una vez realizada la conquista sobre los Caxcanes ubicados en el Cerro del Teúl (1536), y superada la guerra del Mixtón (municipio de Juchipila, Zac.) en el año de 1541, a mediados del siglo XVI se inició el proceso de fundación de pueblos; los frailes franciscanos partieron con varias familias de Juchipila a esta zona, para atender la necesidad espiritual de los naturales e instaurar templos, conventos y villas en la zona sur del hoy Estado de Zacatecas, entre ellos, el de Teúl, San Lucas, San Miguel y el de Santa María, cuyos naturales les llamaban “los tochos”, originarios del lugar donde se asentó esta comunidad. Fue tal la envergadura sobre la evangelización en la región, que en San Juan Bautista del Teúl hubo una residencia franciscana desde 1579 aproximadamente, y para 1584 los cuatro pueblos eran asistidos por los frailes de esta orden religiosa (ENCISO CONTRERAS, José. “Trabajadores indios del valle de Tlaltenango en las salinas viejas de Santa María en el Siglo XVI”, y TALAMANTES ROQUE, Armando. “La alcaldía mayor de Tlaltenango, 1570-1770”, en Niuki, revista cuatrimestral de divulgación académica y cultural del CUNorte. Año 5/Número 13. Vol. I. Mayo-agosto de 2011, Colotlán, Jalisco. México, .p. 8, 39).
 
Ello se corrobora con el documento novohispano por el cual se instruye la erección de monasterios en el territorio de la Nueva Galicia en el año de 1574. Tal manuscrito es el siguiente:
 
“Don Martín Henríquez, Visorrey e Gobernador e Capitán General por su Magestad en esta Nueva España y Nuevo Reyno de Galicia, y Presidente de la Audiencia Real que en la ciudad de México reside, etc. Por cuanto soy informado que en el Nuevo Reyno de Galicia hay gran falta de ministros que enseñen a los naturales en las cosas de Nuestra Santa Fe Católica, y que Dios Nuestro Señor y su Magestad serán servidos de que se pueblen algunos monasterios de religiosos en el dicho nuestro reyno y provincias de él, y se entiende será mucha parte para la quietud y sosiego de los dichos naturales y su población y aumento de ellos;
“atento a lo cual y a lo que Su Magestad tiene proveído y mandado por una cédula real en que se manda haga fundar monasterios de religiosos en las partes y lugares donde me parezca convenir y haber falta de doctrinas,
“por la presente, en su real nombre, doy poder y facultad al provincial de la Orden de San Francisco del dicho Nuevo Reyno para que pueda poblar y fundar una casa de religiosos de la dicha orden en el pueblo y parte que dicen El Teúl, en la dicha provincia;
“los religiosos de la dicha casa y monasterio entienden la conversión y doctrina de los naturales de dicho pueblo, y administración de los Santos Sacramentos a ellos y a los españoles que en la dicha parte e su marca hubiere, sin que en ello entiendan clérigos ni otros religiosos,
“y mando a cualesquiera justicia de Su Magestad en el dicho Nuestro Reyno y de otras partes den todo el favor y ayuda al dicho provincial para que la dicha casa y monasterio se funde y edifique, y no conscientan ni den lugar a que en la dicha doctrina y administración de los Santos Sacramentos se entiendan otros sacerdotes clérigos o religiosos, sino de los dichos religiosos de la Orden de San Francisco que estuvieren en la dicha casa, que así ha de fundar y poblar, a los cuales se les haga todo buen tratamiento y sean favorecidos y ayudados. – Fecha en México, a los 14 días del mes de marzo de 1574 años. – Por mando de Su Excelencia Juan de Cueva (SANDOVAL GODOY, Luis. Un Rincón de la Suave Patria. El Teúl, Zac. Guadalajara, Jal. México. Impreso en los talleres de Castro Impresores, S.A. de C.V. 2008, 3ª edición, p. 412-413. El historiador cita a Rubén Villaseñor Bordes. La inquisición en la Nueva Galicia (Siglo XVI), Guadalajara, 1959, pp. 118-119).
 
Posteriormente, a principios de 1600, se concertó la edificación de los templos de estos pueblos de Teúl y Santa María, pero en este último avanzaron cincuenta años más en la alzamiento de su iglesia mayor, entre tanto, poblado del Teúl se apoyaba en su primera (el Santuario). De tal manera, en los umbrales de la centuria XVII (1621), se constataba la estancia de la doctrina de la Orden de San Francisco en Santa María y otros caseríos, como el propio Teúl, San Lucas, los cuales pertenecían a la jurisdicción de la alcaldía mayor de Tlaltenango:
 
“… Y del párroco de Tepic, Domingo Lázaro de Arregui (1621).- “se divide en dos este camino… y el que va a la izquierda, arrimado ya a la sierra grande, entrea la alcaldía mayor de Tlaltenango. Y los pueblos de esta jurisdicción son: El Teúl, San Lucas, Santa María…El Teúl y otros pueblecitos con doctrina religiosa de San Francisco que residen en el Teúl. …” (Idem., SANDOVAL, p. 414. El autor a su vez indaga en Domingo Lázaro de Arregui. Descripción de la Nueva Galicia, Sevilla, 1946, pp. 116-118).
 
A mediados del siglo XVII, el Fray Luis Lozano, guardián y cura por mucho tiempo (1653, 1687-1694), de la doctrina franciscana y comisionado del Convento de San Juan Bautista del Teúl, promovió el establecimiento de cuatro Hospitales de la Limpia Concepción de Nuestra Señora, con sus respectivas Cofradías del mismo nombre, como en este pueblo, en Santa María, así como en San Lucas y en San Miguel (Idem., SANDOVAL…, pp. 184, 415-417). Sobre el particular, se plasma el siguiente registro novohispano:
 
“Fuera de duda que el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe tenía otra denominación y era templo parroquial. Prueba al canto: sobre la puerta de entrada se halla la escultura de la Purísima. Y fue templo parroquial desde el siglo XVII hasta bien entrado el XIX. Tuvo excelente retablo con dos colaterales (Idem., SANDOVAL…, p. 415. El historiador se fundamenta en José R. Benitez. Album del Cuarto Centenario del Obispado de Guadalajara, Guadalajara, 1948. P. 83.). La construcción del templo y del convento se debieron a la “instancia y solicitud del R.P. Fray Luis Lozano, guardián que fue y cura mucho tiempo” (1687-1679), del R.P. Santiago y de Fray Juan Partida, lo mismo que de Fray Gabriel García.” (Idem., SANDOVAL…, p. 145. El estudioso Don Luis Sandoval se apoya en Fr. Nicolás de Ornelas. Crónica de la Provincia de Jalisco, Guadalajara, 1491, pp. 21-22 ).
 
En este entorno, hacia el año 1650, se erigió un santuario y un hospital anexo; incluso, actualmente se conserva un “reloj de sol” en la esquina del lado sur de la fachada de este templo. Los frailes franciscanos colocaron como patrona fundadora llena de gracia y dignidad, a una virgen con el nombre de “Señora de la Concepción de las Limpias de la Paz”, cuyos naturales la fueron llamando simplemente “Santa María de la Paz”.
 
Es apropiado referir que, en el marco de esta fecha, se hacían recorridos con la imagen de esta virgen en los pueblos aledaños para la recaudación de limosnas, conforme se confirma en un registro que engloba más de un centenario (1627-1740). Además, corroboran dicha devoción a esta virgen el que, para 1673, se daba cuenta con archivos en el templo de San Juan Bautista del Teúl, en relación a cofradías y hospitales favorecidos por la Orden Franciscana desde el siglo XVI:
 
“… En nueva Visita Pastoral por la región, el Sr. Verdín de Molina arribó a El Teúl, el 16 de enero de 1673. Lo recibió el mismo Fray Pedro Laureano. Al visitar el templo parroquial, encontró dos altares, dedicado uno a Nuestra Señora del Rosario, y el otro a San Diego. Visitó el hospital de la Purísima Concepción e inspeccionó el libro de cuentas de la cofradía. Asimismo, ajustó las cuentas de los hospitales y cofradías de la misma advocación establecidas en Santa María y en San Lucas. El 17, confirmó doscientos veinticuatro personas de todas calidades; y sabiendo que la misa conventual de los días domingos era celebrada muy de mañana, y por esa causa faltaba a ellas muchas personas, ordenó, bajo penas que determinó en un decreto, se celebrara a las diez de la mañana, en verano, y a las once, en invierno.” … (Idem., SANDOVAL…, pp. 414-415. El tratadista Sandoval Godoy se basa en Alfredo Vázquez del Mercado. Notas tomadas en el archivo parroquial de San Juan Bautista de El Teúl).
 
Ulteriormente, en 1676, también se informaba acerca de la cofradía de Santa María, a través de sus libros de registros eclesiásticos:
 
“… El siguiente Obispo de Guadalajara, D. Manuel Fernández de Santa Cruz visitó en Tlaltenango los libros de El Teúl, en abril de 1676. Los presentó el guardián Fray Juan Flores. Y desde luego, advirtió que estaban visitados por los superiores regulares, cosa prohibida por el rey, asignó para el futuro una multa de cincuenta pesos, que se embargarían en las cajas reales (encargadas de pagar los sueldos eclesiásticos).”
“Halló correctos y debidamente examinados por el vicario juez eclesiástico, párroco de Tlaltenango, los libros de las cofradías del Teúl y Santa María; y faltando para ésta ornamentos, dispuso que del ganado de la cofradía se vendieran novillos y vacas viejas, cuidando a la vez de adquirir tantas vacas nuevas, cuantas fueran las vendidas viejas. Mandó abrir nuevos libros para las cofradías, encabezándolos con los decretos de su antecesor el Sr. Verdín de Molina, los que deberían guardarse como constituciones.” (Idem., SANDOVAL…, p. 415. El maestro se apoya en el Archivo del Arzobispado, Libro de Visitas del Sr. Fernández de Santa Cruz ff. 57 r y 62v).
 
De igual forma, en los años 1714 y 1713, durante el proceso de constitución del fundo legal de la comunidad del Teúl, se manifiestaba la subsistencia del pueblo de Santa María:
 
“Don Juan Manuel Salceda, Comisario del Juez Privativo de Tierras, Don Francisco de Feijoo Centellas, de la Audiencia de Guadalajara, midió el fundo legal, destinado a casas, corrales y solares, el 23 de octubre de 1714. Lo constituía un cuadrado de cinco mil varas por lado y por centro la iglesia del lugar. …”
… “Reconocimiento de 1733”. “El Lic. Fernando de Urrutia, Oidor decano de la Real Audiencia de la Nueva Galicia y Juez Privativo de Tierras, comisionó a D. Francisco Javier Zesati del Castelu, vecino de Tlaltenango, para el reconocimiento del fundo y tierras solicitado por los actuales Alcaldes.”
“El reconocimiento del fundo se hizo el 21 de abril de 1733. Asistieron al mismo el Teniente General Don Juan González de Riestra, los Alcaldes Simón de Rivera y Sebastián Bernabé, “Principales y más Común del Pueblo y todos los citados, partes interesadas y circunvecinos”.
“En 1714, Simón Vázquez y Francisco Diego, Alcaldes, Cristóbal de la Cruz y Lorenzo Agustín, Regidores, y demás Común y Principales presentaron al Comisario Salceda los títulos del sitio de ganado menor nombrado Tepachoque, y la labor llamada Cachita; el primero despachado por el Presidente y Oidores de la Audiencia, el 13 de noviembre de 1568, y el segundo por el Lic. Feijoo Centellas, el 17 de octubre de 1689, estando practicando Visita en Tlaltenango.”
“Situadas estas tierras al norte del pueblo, en lindes con las tierras de los Naturales del Pueblo de Santa María, Salceda pasó a medirlas e hizo constar la inclusión del Caquiste y Los Taraes. Estuvieron presentes Felipe Jacobo, Alcalde del Pueblo de Santa María, Juan de la Cruz, Diego Agustín y todos los demás Principales, el capitán Antonio Román y todos los circunvecinos.”( Idem., SANDOVAL…, pp. 415-417).
 
De la misma manera, se ratifica la supervivencia del pueblo de Santa María en el siglo XVIII, con una inscripción a través de la cual, se demanda contribución para combatir contra los moros:
 
“Subsidio obligatorio al rey”. “Al final del primer cuarto de este siglo XVIII, el rey de España logró del Papa un subsidio para la lucha contra los moros, prestado por el clero y las cofradías de los dominios españoles. Se agenció con intermitencias que llevaron casi a la mitad del siglo, como vamos a ver.”
“En el Pueblo de San Juan del Teúl, en diez y ocho días del mes de septiembre de mil setecientos cuarenta y siete, yo el Notario Público de esta jurisdicción, de orden del señor Vicario Juez Eclesiástico de ella, en el día de ayer, que se contaron diez y siete del corriente, después de Misa Mayor, estando presente dicho señor Vicario, hice notoria la Real Cédula de Su Magestad y Breve de Su Santidad, que está por principio de estos Autos, para la recolección del subsidio impuesto sobre las rentas eclesiásticas, al M. R. P. Fray Buenaventura Báez, Cura Ministro de Doctrina de esta feligresía, a los mayordomos de las cofradías y hospitales de los Pueblos de su distrito, Alcalde y demás que para este efecto estaban prevenidos; y para ello se les leyeron dicho Breve y Real Cédula de verbo ad verbum; y para ello se les leyeron dicho Breve y Real Cédula de verbo ad verbum; y, oído y entendido, puestos todos de pie y destocados, con la veneración debida, dijo dicho R.P. Cura, con los demás concurrentes, que obedecía y obedeció los superiores preceptos de Su Santidad y de Su Magestad, y que, en su obedecimiento, estaba pronto a todo lo que se previene. Esto dio por respuesta y lo firmó con dicho Sr. Vicario, de que doy fe.- Ignacio Salmador.- Fran Buenaventura Báez.- Ante mí, Juan Díaz de Naredo, Notario Público”. (Rúbricas). “TASACIÓN.- “El R.P. Fray Buenaventura Báez, Cura Ministro de Doctrina de esta feligresía de San Juan del Teúl, manifestó de obvencionario accidental doscientos y cincuenta pesos cada año, poco más o menos. Se le regularon de subsidio, anualmente, quince pesos y cuatro reales.” …
“La cofradía y hospital de Santa María del Teúl tiene trescientas diez y ocho reses, ciento y catorce bestias caballares mansas y regegas, tres bestias mulares y cuatro burros. Se le regularon de subsidio, anualmente, trece pesos y dos reales.” … … “En cuyo estado y cuenta se finalizó la regulación del subsidio que anualmente deben pagar las cofradías y demás bienes eclesiásticos de esta Doctrina de San Juan del Teúl; y, según parece, importa en cada un año cuarenta y nueve pesos y seis reales. Y para que conste lo firmó Su merced el Sr. Vicario, de que doy fe.- Ignacio Salmador.- Ante mí, Juan Díaz de Naredo, Notario Público.”( Idem., SANDOVAL…pp. 421-423. El investigador Sandoval Godoy se informó en el Archivo del Arzobispado, Exp. de la materia).
 
 
En consecuencia, de todo lo narrado, se desprende que, Santa María de la Paz es un pueblo con sus tonalidades que alinean su propia expresión que ha transitado en la historia a la par de otras localidades aledañas, como San Lucas, San Miguel y el Teúl (cuyo santuario y templo principiaron a cimentarse alrededor de 1673 y 1772), lo cual propició que, los habitantes de Santa María instaran al Obispado de Guadalajara en el año de 1790, les aceptara preeminencia sobre el Teúl, para que se instituyera en aquella “la cabecera”, en razón de que, ya disponía de una iglesia consumada (Sra. de la Paz), y en el Teúl se constataban dieciocho años ocupados en el levantamiento de su parroquia, sin lograr su cumplimiento. (Idem., SANDOVAL…..p. 178, 204, 204).
 
A continuación, los franciscanos dejaron de atender el santuario y el hospital en 1795, para relevarlos el clero secular. De tal suerte, la Orden Franciscana es llamada como “la Santa Madre fundadora y protoevangelizadora en la Caxcania”, es decir, el sur del actual Estado de Zacatecas”, puesto que, por extensos tres siglos, con sus arrojos y sus vidas, fueron por doquier llevando la fe y religiosidad cristiana, instituyendo un pragmatismo religioso y pagano, que son el génesis de las actuales costumbres fervorosas.
 
En este contorno histórico, los religiosos diocesanos siguieron promoviendo el culto a la Virgen de la Paz hasta la guerra cristera, época en la cual, se utilizó como panteón; además, a partir del año de 1860, la devoción a la virgen empezó a sustituirse poco a poco, por lo que, inmediatamente a “la cristiada”, se remplazó su devoción con la imagen del Sr. de la Paz, cuyo templo tiene un proceso de construcción que data entre los años 1714, 1754-1759, de acuerdo con la fecha que se esboza en la portada de la iglesia. Por tanto, esto provocó que, el santuario y el hospital de la virgen se destruyeran en parte y se dejara el culto a la imagen de esta virgen, originando el olvido y abandono de la misma, puesto que su imagen se almacenó hasta el año de 1977, cuando el migrante Sr. Vielmas la encontró, como consecuencia de su “visión de fe” y “fervor religioso”.
 
A la postre, se reconstruiría el Santuario de la Virgen de la “Señora de la Paz”, que data del año 1650, con mucho decoro y a tono con los magníficos templos más antiguos del Estado de Zacatecas; inclusive, es anterior a las catedrales de Zacatecas y la de Guadalajara. Este periodo de su restauración duró varias décadas, el cual representa un “ejemplo de participación ciudadana forjada a sí misma a través de la fé, la devoción y fervor de una comunidad migrante,” puesto que, sin recursos económicos y una vez solventadas diferencias surgidas por los colaboradores, se avanzó en el objetivo, ya que, había sugerencias para hacer del referido templo un mercado, unos lo utilizaban como lugar para resguardar pastura y animales domésticos, entre otras divergencias.
 
Para ello, se involucraron personas y familias de la localidad en varias ciudades e inmigrantes en Los Estados Unidos de América. Se inició dicha causa a partir de 1974, con el delegado de la comunidad de Santa María de la Paz, Don Samuel Orozco, los sacerdotes Victor Antonio Plasencia y Luis Aguilar, así como el Sr. José Dorado, encargado de la mano de obra. Consecutivamente, hacia la década de 1980 en adelante, se conformaron comités de trabajo, el primero, integrado por Cuca Guardado, Antonio Núñez, Isabel González, Ignacio Márquez, María Velázquez, Jesús Cervantes y Roberto Orozco, y el segundo, compuesto por Jesús Guardado, Emma Torres, Roberto Orozco, Ramón Medina (hijo), y Mario Cervantes. Igualmente, como ejemplo de esta devoción, muchas personas apoyaron con donativos, como Don “Lencho” Quintero y Doña María Velázquez, Doña Genoveva Torres, Francisco González, Trinidad López, Vicente Cervantes (de la comunidad del Teúl de González Ortega), habitantes del poblado “La Ceja”, así como hombres en calidad de “delegados políticos de Santa María de la Paz” y “presidentes de la Congregación de Ignacio Allende,” cuando esta localidad transitó políticamente hasta convertirse en el municipio que hoy es: Santa María de la Paz. Cabe señalar que, en razón de una visita pastoral por la región en el año de 1990, el cardenal Posadas Ocampo facilitó el plano del templo para contar con una mejor precisión en la remodelación de este “recinto religioso excepcional de varios siglos” (Información proporcionada en la charla que se sostuvo con el Don Roberto Orozco, en la cabecera municipal Santa María de la Paz, Zacatecas, en julio de 2013).
 
Como toda imagen diseñada por los franciscanos, la figura de la virgen de referencia contiene ingredientes secretos que únicamente ellos manejaban, como pulpa de caña de maíz, por lo que casi no pesa. La “virgen fundadora Señora de la Paz” y “su preciado e invaluable templo del año 1650,” ha de ser “revalorado y dignificado como “monumento histórico maravilloso de buen gusto y de sensibilidad artística de los indígenas” en la región sur del Estado de Zacatecas.
 
Cada pueblo con su correspondiente travesía en su proporcionado acontecer, tiene el derecho a contextualizar su particular escenario histórico, que atañe a circunstancias distintivas de cada etapa con los proveídos azares del tiempo. Así, la “Señora de la Concepción de las Limpias de la Paz” y “su templo”, son la cuna y el estirpe de “un pueblo migrante con valentía forjado a sí mismo”, que reivindica el derecho a tener su conveniente identidad, al remembrar su honorable, plausible y auténtico sello, reflejado en su apropiada cronología, tradiciones, semblanzas, testimonios y anécdotas, así como “su magnífico, enfático, único y propio acontecido religioso”, además de “una línea del tiempo original,” que se manifiesta en sus admirables casas extenuadas de adobes desgastados y en la “centenaria edificación arquitectónica de sus capillas coloniales”, las cuales son imágenes vivas de un ayer y abolengo nobles, de esfuerzo, de osadía, de atrevimiento, de coraje, de empuje, de ánimo, de aliento, de valor y fervor (El Foro de Baja California, revista. Tijuana, Baja California. Febrero-marzo, 2015, pp. 16-21).
 
                                                                                                    Santa María de la Paz, “renovarse para ser diferente.”